Antes de todo, quiero avisar de que yo soy una persona, no rara, un poco...mmm...distinta. Todos mis relatos tienen un final malo (menos una romántica, que fue la que me clasificó para un concurso), no dibujo anime estupendamente ni nada parecido, sino que soy más dada a los bocetos.


Me CHIFLA Bleach, soy super-mega-fan de Ichigo y de Rukia. También he visto Inuyasha, Kaichou wa Maid-sama, Ouran High School Host Club, Itazura na Kiss, y voy a medio ver Strawberry Panic, Death Note, School Rumble, Umineko no Naku Koro Ni y alguna más de la no me acuerdo. Mi amiga ha intentado enseñarme el yaoi, pero me he resistido, así que ¡no lo intentéis vosotros!


Mis libros favoritos son Los Juegos del Hambre, Cazadores de Sombras, El Ciclo de la Luna Roja, Grimpow, Harry Potter (por supuestísimo!), y el Príncipe de la Niebla me gusta mucho.


Tras esta "breve" presentación de mí misma, voy a poner algo interesante.Ya sé que el blog es horroroso, pero no seáis muy duros conmigo, porfa, que es que yo no sé cómo se hace esto.


¡Peace! :D

La mariposa

Esta es una historia que escribí un día de lluvia, de esos que no puedes salir en toda la tarde y te duele tanto la cabeza que no quieres hacer nada.Me vino la inspiración y...¡PUF! Fuera dolor de cabeza. XD ¡Disfrutadla!:



"-¡Mira,mamá!¡Mira que mariposa más bonita!-dijo la niña mientras intentaba atraparla dando saltos en aquella pradera tan hermosa.
-Muy bien-le contestó distraída la madre,leyendo bajo un chopo-Pero no te alejes mucho,y recuerda que no le puedes tocar las alas y que después tienes que soltarla.
-Claro,mamá-la chiquilla se subió a una gran roca que coronaba la pradera bordeada por un bosquecillo,y saltaba cada vez más alto y con más fuerza en su intento por atrapar a aquel llamativo insecto-Pero,¿por qué no puedo tocarle las alas?
-Porque entonces sus alas se vuelven grises,pierden todo su colorido y no pueden volar,cariño-la madre pasó la página y continuó leyendo,aunque la niña no la escuchaba-Y si no vuelan se estrellarán sin remedio,y no volverán a alegrar nuestras tardes de primavera.

La pequeña saltaba y saltaba,con sus trenzas rubias y su vestido blanco y azul revoloteando alrededor suya. Siempre más arriba, siempre más cerca del borde de la roca. La aterrada mariposa intentaba huir,pero los brazos que la querían atrapar no la dejaban. Sus alas batían rápido, atentas a cualquier oportunidad que pudiera darles la libertad. Sus ojos observaban, atentos a cualquier oportunidad que pudiera darles la libertad. Pero entonces llegó el final. Dos manos se acercaron por los laterales,aprisionándola. La madre levantó la vista un segundo, y lo que vio la dejó sin aliento. Su hija había saltado desde el borde de la roca para atrapar a la mariposa y ahora caía, irremediablemente. Los segundos posteriores a esta visión, para la progenitora, la niña y la mariposa pasaron como si hubieran sido horas.

La chiquilla miró al insecto capturado, la mariposa miró a la niña cazadora y la madre las miraba alejada,mientras empezaba a correr hacia allí. Conforme las manos de la niña casi la aplastaban, el fino polvo que cubría las alas de la mariposa se desprendía de ellas hasta tornarlas grises y descoloridas. Ya no volvería a volar. Y la niña no aguantaría más en el aire, suspendida unas décimas de segundo antes de caer hacia el suelo recubierto de hierba que la atraía. Las trenzas ondeaban tras de ella y el vuelo del vestido la seguía, detrás de un fino polvo dorado que salía por un hueco de sus manos cerradas.

Las dos aterrizaron con un golpe sordo en la mullida hierba y la madre,desesperada, llegó hasta ellas. Se arrodilló y miró a su hija,tumbada en el suelo con el cuello en una extraña posición y las manos juntas,cerradas,encima del pecho. Mientras las primeras lágrimas y los gritos salían de la angustiada madre,las manos de la niña se abrieron lentamente y salió la mariposa volando,con las alas blancas en señal de luto mientras el corazón de la pequeña latía por última vez. "





Licencia Creative Commons El relato de: "La mariposa" por Carmen Corbalán se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.







Last Day


Me desperté. Una rendija de luz de colaba por la ventana y venía a darme justo en la cara. “Qué fastidio”pensé. “Ahora mismo no serán más de las ocho”. Bostecé,me desperecé y, adormilada, me levanté de la cama. Miré alrededor y vi lo mismo de siempre: mi chuchitril polvoriento, con la foto de mi familia en una mesita, mi pequeña cocina y mi sillón de orejas al lado de la be¡ventana. Suspiré, cogí las cosas para vestirme y me cambié de ropa. Cuando estuve lista, me pasé los dedos por el pelo, intentando peinarlo, y me até una cinta a modo de coletero.

Salí fuera. Como de costumbre, había una capota de nubes impidiendo ver el sol. Volví a suspirar y entré. Revisé la cocinita por si había algo de picar, pero estaba vacía. Cogí una navaja y, así armada, salí de “casa”.

Tras el gran cataclismo, la cuidad había quedado devastada. Los grandes rascacielos estaban derruidos y los cascotes se desperdigaban por doquier. Anduve entre los restos de una oficina, rebuscando. Aunque encontré varias cosas, ninguna era comestible.

De repente, un movimiento. Una sombra entre los muros destruidos.

-¿Quién va?-pregunté temerosa pero con la mano en el bolsillo, sujetando la navaja.-¿Quién hay ahí?

Otra vez aquella silueta, apareciendo y desapareciendo en las ruinas. Entonces vi una carita. La sucia cara de una niña, manchada de tierra y de polvo, con el pelo enmarañado y revuelto.

-Ven-le dije suavemente. No sé qué haría una chiquilla por aquí, ni si estaba sola, pero conmigo estaría mejor y más segura. Las ruinas todavía eran peligrosas.
-Tengo algo-murmuró con su vocecita de niña pequeña.-La encontré bajo una piedra.

Sacó de uno de los gigantes bolsillos de su mugriento y gigantesco pantalón una cosa alargada,de un metro de longitud mínimo.

-¿Qué es?-me acerqué a ella y cogí la cosa que me enseñaba.

Era una serpiente. Y vaya serpiente. Estaba hinchada, como si hubiera comido algo… o alguien.

-¿Nos la podemos comer?-me miró a los ojos con aquella mirada inocente y no pude resistirme.
-Ven. La cocinaremos un poco-la cogí de la mano y la llevé a mi cabaña.

Una vez allí, encendí un pequeño fuego, cogí una cacerola, la llené de agua y metí la serpiente enrollada dentro, bajo la atenta mirada de la chiquilla. Puse la cacerola al fuego. Me di la vuelta para coger un pellizco de sal y condimentar el reptil, cuando sentí algo clavado en el cuello.

-Ay…-me quejé mientras me llevaba la mano a dónde me dolía.

Noté bajo las yemas de los dedos algo duro y escamoso. “La serpiente” pensé alarmada “Se ha salido de la olla”. Me giré para mirar a la niña. Estaba sonriendo, feliz. Entonces comprendí. La pequeña era la cazadora, y la serpiente su “perro de presa”. Una engañaba, y la otra mataba. Una era caníbal, y la otra carnívora. La que acabaría el la cacerola no sería la serpiente, sino yo. Después de la catástrofe, todo valía para sobrevivir, incluso comer de tu misma especie. Mientras todo se me nublaba a causa del veneno, oía el agua de la olla hervir, la serpiente sisear y la niña reír, malévola. Aquel era mi “last day”.



Licencia Creative Commons
El relato de: "Last Day" por Carmen Corbalán se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
No posts.
No posts.